-Rae ¿va todo bien?
-Sí, ya voy.
Me apresuro a ponerme el vestido
que Izzy eligió para mí, es uno con palabra de honor que me llegas
hasta la altura de las rodillas de color rosa, la falda, tipo vuelo
de tul, de cintura para arriba se vuelve ajustado y está lleno de
pedrería, jamás me hubiera comprado ese vestido pero Izzy insistió
y he de reconocer que cuando me lo vi puesto me sentí bien conmigo
misma.
-Increíble -es lo único que
sale de los labios de Izzy cuando salgo, ella lleva el pelo suelto
con un broche que sujeta dos mechones de cada lado tiene los labios
pintados con un color claro y los ojos de un color azulado que le va
con el vestido que lleva, es largo hasta las rodillas con varios
volantes que suben hasta la cintura donde dos trozos de tela se
cruzan y forman los tirantes.
-Dios Izzy me encanta -las dos
nos reímos.
-Vamos estarán apunto de llegar
-dice tirando de mí es ese mismo momento suena el timbre, escucho a
papá dar la bienvenida a los hermanos Donovan y acto seguido
bajamos.
Ahí está él junto a su
hermano, vestido de esmoquin con un corbata de color rosa
claro igual
que el lazo de mi vestido, lleva el ramillete en la mano y temo que
se le caiga cuando me ve, sus ojos se han iluminado y le tiembla el
pulso. Hace unos meses el era el que me causaba ese efecto ¿qué te
he hecho Charlie Donovan?
-Estás preciosa -me da un
ligero beso en la mejilla y acto seguido me ayuda a ponerme el
ramillete.
-Gracias, tu tampoco estás nada
mal -sonríe con ganas, es entonces cuando llega mamá.
-Juntaos quiero hacer una foto.
Nos hacemos varias primero los
cuatro, después por parejas y finalmente de forma individual.
Después de la pequeña sesión nos ponemos de camino al baile,
Charlie y Chris han alquilado una limusina sin que nosotras lo
supiéramos, así que cuando llegamos al baile no solo nos miras por
ir con los Donovan sino por nuestra entrada a lo grande.
Todo el mundo está allí, desde
los más pequeños hasta los profesores, y todos sin
excepción nos miran cuando llegamos. Entonces lo siento, los dedos de Charlie se entrelazan con los míos, le miro de forma fugaz, lo sabe. Sabe que odio que me miren y me está dando fuerzas de la única forma que puede: haciéndome saber que está ahí conmigo pase lo que pase.
excepción nos miran cuando llegamos. Entonces lo siento, los dedos de Charlie se entrelazan con los míos, le miro de forma fugaz, lo sabe. Sabe que odio que me miren y me está dando fuerzas de la única forma que puede: haciéndome saber que está ahí conmigo pase lo que pase.
-Disfrutad de la fiesta
tortolitos -dice Mike uno de los alumnos de último curso que se
encargó de organizar el baile.
-Gracias Mike -los cuatro
entramos y nos quedamos sorprendidos por el decorado, el techo tiene
colgada una bola de discoteca en el centro que refleja puntos de luz
por toda la sala, pero además hay estrellas y tiras de colores que
caen de una forma preciosa, las mesas tienen los nombres de las
parejas escritos en globos de color plateado y las sillas tienen unos
lazos que cubren el respaldo de una manera muy ingeniosa.
-¿Quieres bailar? -noto los
labios de Charlie rozar mi oreja la piel se me pone de gallina, le
miro a la cara y sonríe de forma ladeada.
-Me encantaría.
Me lleva hasta la pista de baile
y una canción lenta comienza a sonar, guía mis manos hasta sus
hombros y pone las suyas en mi cintura.
-Te quiero -lo dice en un
susurro, sus labios rozan mi mejilla cuando lo dice y me separo un
poco para poder mirarle a los ojos, tienen un brillo especial que
nunca había visto.
-Yo también te quiero -su nariz
roza la mía y sus labios tantean un poco el terreno antes de
fundirse con los míos en un cálido beso.
Cuando nos separamos veo a Chris
y a Izzy bailando a nuestro lado, todas las parejas están abrazadas
moviéndose al ritmo de la música, cuando esta cambia radicalmente.
Todo el mundo comienza a saltar y a moverse sin sentido, en menos de
diez segundos estamos los cuatro juntos haciendo lo mismo que el
resto.
Cuando ya no puedo más me
siento en la mesa que tiene mi nombre y poco después Charlie se
sienta a mi lado.
-¿Te lo estás pasando bien?
-Muy bien, ¿y tu?
-Genial, me gustaría que esta
noche no acabara nunca.
-¿Eso por qué?
-Porque tu estás aquí y me
haces sentir el chico más afortunado de todo el mundo.
Cojo su cara entre mis manos y
le beso con ganas, el me coge de la cintura con fuerza y me atrae
hacia él, me pongo de pie y me siento en su regazo.
-Siempre he sabido que eras tu.
Me dedica una de esas sonrisas
tan características de Charlie Donovan y me abraza con fuerza
mientras esconde su cara entre mi pelo.
-¿Qué haces? -digo entre
risas.
-Estrujarte para que no te
escapes -siento su respiración sobre mi piel y eso me eriza el bello
de todo el cuerpo.
-No pienso ir a ninguna parte.
-Bien -dice entrelazando sus
dedos con los míos.
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