lunes, 8 de diciembre de 2014

Capítulo 12.

Actualidad.
Cuando llegamos a casa Will no comenta nada sobre lo ocurrido con Dylan en el instituto por lo tanto la directora no le ha llamado.
-Mañana voy a llevar a Mili a comprar unas cosas, así que no pasaremos por casa hasta algo así como las ocho -dice Charlie rompiendo el silencio creado a la hora de la comida.

-Está bien pero tened cuidado.
-Will hace unos días que llevo dándole vueltas a un asunto y me preguntaba si tú estarías de acuerdo con organizar una pequeña fiesta el sábado.
-Espera ¿este sábado?
-Sí.
-¿Dentro de dos días?
-Sí.
-Ya la has organizado y solo falta confirmar conmigo aunque los demás no lo sepan ¿verdad? -Charlie coge un gran bocanada de aire antes de ser sincero.
-Sí, ya tengo las bebidas y la lista de invitados además la gente que viene no hace el loco lo juro son responsables y...
-Para -dice Will cortándolo- te dejaré organizar la fiestecita si al terminar se recoge todo por la noche.
-Noche y parte de la mañana -intenta regatear Charlie.
-Tendrás hasta las diez y media del domingo.
-Hecho.
Recojo mi plato y el de Chris antes de dirigirme a la cocina, Will me sigue y me pilla por sorpresa.
-¿Crees qué he hecho bien?
-¿Dejándole organizar la fiesta? -le pregunto y al ver que asiente le contesto- sí, creo que habéis tenido riñas de manera muy seguida y es la mejor forma de quitarle hierro al asunto.
-Gracias -le sonrío antes de salir e irme a estudiar.


Como Charlie prometió no me lleva a casa después de las clases, se dedica a llevarme a comer en un lugar perdido con esa cosa a la que llama “transporte”.
Nos paramos en un semáforo y Charlie acaricia mis manos con sus dedos, un par de chicas pasan por el paso de cebra y al reconocer a Charlie le saludan pero no se da cuenta.
-Te están saludando.
-Ni siquiera las conozco -me río y las dos me miran con mala cara. Charlie levanta mis manos y las besa con ternura antes de dejarlas donde estaban, el color pasa de rojo a verde y nos volvemos a poner en marcha, dejando atrás a dos celosas.
Después de comer y dar un paseo nos dirigimos al instituto para cumplir con nuestro castigo. Al entrar nos encontramos con la directora Morris que nos saluda al vernos y nos indica qué tenemos que hacer con el decorado del baile, de camino al aula de dibujo me pregunta curiosa.
-¿Tú vas al baile Rachel?
-Sí.
-¿Quién es el afortunado? -abro la boca para contestar pero Charlie se adelanta.
-Yo soy el afortunado -dice rodeándome los hombros con un brazo.
-Oh, hacéis muy buena pareja.
-Gracias -dice Charlie antes de mirarme y sonreír.
Cuando la directora se marcha empezamos a pintar las diferentes esculturas de los colores escritos en una hoja de papel.
-Este color es horrible -dice Charlie mientras pinta con desdén, me acerco por la espalda y le mancho la camiseta entera con el color que tanto odia- no lo has

hecho.
Se gira y se acerca con la brocha en la mano, tiene una sonrisa vengativa en la cara pero intento suplicar.
-No por favor, tu camiseta es vieja ya no te la pones -retrocedo a cada paso que da pero acabo chocando contra la pared.
-¿Qué me ofreces si no te mancho la camiseta?
-Pide y te diré sí o no.
-Quiero un beso, cuando yo quiera.
-Vale.
Volvemos al trabajo y me dedico a pintar las esculturas y no mirar a Charlie mientras me pregunto la razón por la que quiere un beso mío. Noto un dedo sobre mi hombro y cuando me giro para saber qué quiere, la brocha de Charlie me pinta la cara.
-¿Qué...? -su labios me silencian y su cuerpo me obliga a retroceder hasta que una mesa me frena. Escucho el ruido de la brocha al caer al suelo y poco después los brazos de Charlie rodean mi cintura con fuerza. Se separa de mi lentamente y respira profundamente antes de dar media vuelta y recoger la brocha para continuar con el trabajo.
-Dijiste que no me mancharías -digo quitándome todo lo que puedo de la cara.
-Dije que no mancharía tu camiseta.
Ignoro a Charlie hasta que la directora Morris viene a decirnos que podemos irnos a casa, me dirijo al vestuario y comienzo a cambiarme de camiseta cuando la puerta empieza a abrirse, no me preocupo ya que solo entran chicas así que sigo con lo mío.
-Mili te he metido mi camiseta en la mochila antes, ¿me la puedes dar? -dice Charlie con normalidad.
-¿No sabes llamar? -digo rebuscando hasta que doy con ella y se la lanzo al torso desnudo que está a un metro escaso.
-Sí, pero así es más divertido.
Me pongo la camiseta limpia mientras Charlie se pasea por el vestuario.
-Siempre he tenido curiosidad por saber cómo era este sitio.
-Pues ya lo has visto, ahora ¿podemos irnos? -digo andando hacia la puerta, pero Charlie se interpone.
-Tienes algo aquí -dice rozando mi mejilla con su pulgar.
-Es pintura y está ahí gracias a ti.
-Yo me encargo -me empuja hasta el mármol donde están los grifos y me sienta en él, me limpia la mejilla cuidadosamente antes irnos a casa.

1 comentario:

  1. Ayyy me encanta como escribes!! Cada día me enganchó más a esta novela

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