-Rae, ¿tienes comida para hoy?
-No, ya compraré algo en la
cafetería, pero gracias Rose.
-Insisto, aquí tienes -me da un
bolsa marrón que dejo sobre la mesa antes de ir a buscar a Chris.
Cuando entro en clase veo a
todos girarse y me quedo parada en la puerta de manera instintiva.
-Mili -al escuchar la voz de
Charlie detrás mío me sobresalto.
-¿Qué pasa? -digo
recomponiéndome.
-Te has dejado la comida -dice
entregándome la bolsa de papel que su madre me había dado.
-Gracias.
-La próxima vez no seas tan
despistada -dice despeinándome.
-Idiota -le digo enfadada.
-Me voy a clase, nos vemos
chicas -dice guiñando un ojo a sus seguidoras antes de desaparecer
en el pasillo.
-Es irresistible -escucho decir
a una chica, Charlie siempre ha causado un gran revuelo por la
sección femenina de todo sitio al que va y yo siempre he tenido que
aguantar los comentarios obscenos hacia él.
-Rae -una chica se acerca a mí,
al parecer tiene dos perritas a su cargo que intentan imitarla, ya
que las tres llevan las tetas de pajarita y se esfuerzan por camuflar
lo mejor que pueden un cojín bajo esas mallas tan ajustadas.
-Hola -finjo interés por
cortesía.
-¿Hace cuánto que conoces a
Don?
-Unos ocho años ¿por qué?
-Nos gustaría saber si va a
llevar a alguien al baile.
-No hablo de esos temas con él.
-Claro... -se queda pensando y
me da esperanzas de que desaparezca pero no lo hace- ¿y tú? ¿irás?
-No.
-No, no tengo.
-Estoy segura de que alguien te
lo pedirá.
-Ya... me tengo que ir -veo a
Chris en la puerta y me dirijo hacia él.
-Hola, ¿necesitas ayuda para
salir de aquí?
-Sí, larguémonos -comenzamos a
irnos cuando una voz se aproxima a mí.
Un chico moreno con ojos azules
sostiene la dichosa bolsa marrón con mi comida dentro.
-Gracias, que despistada estoy.
-Tranquila, por cierto me llamo
Dylan.
-Yo soy... -Chris tira de mí y
me arrastra por el pasillo antes de gritar al muchacho
-¡Está pillada!
-¿Por qué has hecho eso?
-Quiero ganar la apuesta.
-Era el único chico que se ha
interesado por mí desde que entramos en el instituto.
-Eso es por culpa de mi hermano.
-¿Qué pinta Charlie en todo
esto?
-Él advirtió a todos los
chicos que se las pagarían si te hacían daño, así que prefirieron
no arriesgarse.
-¿Lo has sabido siempre?
-Claro.
-¿Y nunca se te ha ocurrido
contármelo?
-¿Por qué tendría que
hacerlo?
-Porque es mi vida y soy yo la
perjudicada, idiota.
Salgo corriendo en busca de
Charlie, paso por tres clases antes de dar con él, está rodeado por
un grupito de chicas que se ríen de cada chiste que sale de su boca.
-¡TÚ! -grito furiosa. La gente
de la clase se gira curiosa para saber qué pasa.
-Hola Mili ¿qué tal? -una
sonrisa aparece en sus labios.
-Capullo -digo antes de
abofetearle con fuerza en la mejilla. Su sonrisa desaparece y se
queda sin saber cómo reaccionar.
-Ven aquí -dice cogiéndome por
el codo y tirando de mí como a una niña pequeña.
-¡Suéltame!
-No hasta que me lo expliques
-me obliga a entrar en el baño de chicos y cierra la puerta para que
no nos molesten- ¿a qué ha venido eso?
-¿Cómo pudiste decirle a los
chicos que si salían conmigo les pegarías? -le espetó.
-Gracias a tu “protección”
no he vivido nada, ni siquiera me han besado y es deprimente, llegué
a pensar que el problema lo tenía yo.
-No sabía que te sintieras así.
-Pues sí.
-Lo siento ¿vale?
-Claro, con eso se soluciona
todo ¿verdad?
-No sé que más quieres que
diga -la verdad es que yo tampoco sabía lo que quería oír, solo
sabía que él no lo diría así que hice lo más lógico para mí:
marcharme.
No hay comentarios:
Publicar un comentario