martes, 26 de agosto de 2014

La casa de la calle cincuenta.

Los pasillos estaban tan llenos como siempre a la hora del patio, Nath caminaba con tranquilidad entre la gente que se apartaba para dejarle pasar.
-¡Nath! -le llamó Tris mientras cerraba su taquilla. El chico se acercó hasta ella y los dos emprendieron el camino hacia la salida del edificio, caminaban en silencio cuando May se cruzó en el camino de Tris, empujándola con el hombro.
-Eh, cuidado por donde vas -dijo Nath. La había reconocido de su clase de cálculo pero nunca habían hablado.
-Perdona -un libro se resbaló de su mochila y cayó a los pies del chico
-Rae -la chica se giro aunque ese no fuera su nombre
-Es May.

-May, se te ha caído esto -dijo Nath leyendo el título, “Casa Encantadas”.
-Gracias -dijo arrebatándoselo de las manos. La chica dio media vuelta se marchó sin decir nada más, dejando atrás a un Nathan muy intrigado.
-¿Quién es esa chica? -dijo Nath.
-May Larsen, es muy rarita, por lo que me han dicho no deja de merodear por la casa abandonada de la calle cincuenta.
-¿Por qué?
-Según ella está encantada -dijo Tris mientras movía las manos delante de la cara de Nath mientras hacía ruidos fantasmagóricos.
-Peor que un cencerro.
-Tú lo has dicho -la campana sonó y volvieron a sus clases.
Cuando Nath entró May estaba sentada junto a la ventana con la vista perdida en el horizonte, más concretamente en la casa de la calle cincuenta.
-Hola -Nath se sentó en el sitio libre al lado de May, que le miró con cara de desaprobación pero antes de poder decir nada el profesor entró por la puerta y anunció un trabajo por parejas.
-¿Qué quieres?
-Nada.
-¿Por qué estás aquí?
-Porque quiero, ¿no puedo?
-No.
-Vale -Nath no se movió del sitio en el que estaba y eso molestó a May.
-Lárgate.
-No puedo, trabajo por parejas y somos pares.
-Eres odioso.
-Puede, pero como vamos a pasar la hora juntos vamos a llevarnos bien.
-Lo que tú digas.
-He oído que pasas mucho tiempo por la casa abandonada.
-¿Y eso a ti qué te importa?
-¿De verdad crees en fantasmas? -preguntó todavía sin creérselo.
-¿Tú no?
-Claro que no, eso no existe.
-Yo no los provocaría.
-No me hagas reír, yo no creo en fantasmas y no hay nada que me haga cambiar de opinión.
-Sí no crees en ellos entonces no tendrás problemas para entrar en la casa encantada ¿verdad?
-Cuando tú digas.
-Mañana a las cinco.
-Acepto pero tú entrarás conmigo.
-Gallina -dijo May estrechando la mano que el chico le ofrecía para cerrar el trato.

Cuando la hora acordada llegó los dos estaban frente a la casa observándola, era grande y blanca, en el piso de arriba se podía ver un balcón descuidado y sucio.
-¿Estás lista? -dijo Nath mirando a May, no se había dado cuenta de lo grande que eran sus ojos, ni de la sonrisa tan agradable que tenía.
-¿Bromeas? Llevo queriendo entrar desde que la vi.
-Pues vamos allá.
Nath empujó la puerta un par de veces hasta que cedió, todo estaba oscuro y la gran mayoría de cosas estaban cubiertas con sábanas llenas de polvo.
-No la había imaginado así -la voz de May sonó sorprendida y maravillada.
-¿Dispuesta a ver más?
-Sí.
Avanzaron y abrieron otra puerta que conducía a un gran salón, había dos puerta
más ambas cerradas parcialmente, las sábanas cubrían todo a excepción de una chimenea vieja y un tocador repleto de fotos. May no pudo evitar la tentación de pararse a mirarlas mientras Nath abría las puertas para seguir investigando.

-¿Quiénes crees que son? -dijo May pasando los ojos por las caras de las personas, en el momento en el que vio a una pequeña niña vestida con un camisón blanco un escalofrío recorrió su cuerpo.
-Parecen los antiguos dueños.
-¿Por qué crees que se fueron?
-Se mudarían de casa.
-Si es así, ¿por qué dejaron todo aquí? Los muebles, las fotos... Todo.
-A lo mejor querían empezar de cero.
-¿Y qué pasó para querer empezar de cero?
Un ruido procedente de la parte superior de la casa les alertó.
-¿Qué ha sido eso? -dijo May algo asustada.
-No lo sé, habrá que investigar -Nath corrió hasta el pie de la escalera y trató de ver algo pero la oscuridad se lo impidió- no veo nada.
-Voy a ver si encuentro algo para alumbrar.
-Perfecto.
May volvió a la sala donde se encontraba la puerta principal y rebuscó entre las sábanas hasta que dio con una linterna, se apresuró a volver al salón pero al pasar por la primera puerta que daba a una habitación la vio, seguía vistiendo con ese camisón blanco y su cabello dorado caía sobre sus hombros, la miraba fijamente.
-May ¿has encontrado una linterna? -la niña volvió la mirada al frente y camino desapareciendo de su campo de visión- ¿May?
-Voy -la chica corrió hasta Nath y le entregó la linterna.
-¿Estás bien? Ni que hubieras visto un fantasma.
-Sí todo bien.
Subieron las escaleras alumbradas por una luz tenue y llegaron a una gran habitación vacía que llevaba a otro dormitorio que tenía una enorme cama de matrimonio en el centro.
-¿A dónde puede llevar esta puerta? -dijo Nath frente a una pequeña puerta de madera.
-Puede que al balcón.
-Busca la llave, quiero verlo.
Tras unos minutos de búsqueda la llave apareció debajo de la almohada. Abrieron la puerta y salieron a un balcón descuidado pero hermoso, desde él se podía ver el mar, los edificios costeros y el instituto.
-Vaya vistas.
-Son preciosas.
-Has visto.
-¿El qué?
-No está encantada -Nath volvió a la habitación seguido por May.
-Sí lo está.
-Hemos entrado y no ha pasado nada raro ¿qué más quieres?
-Quiero respuestas.
-¿A qué? -habían llegado a la habitación vacía y estaban discutiendo como un par de imbéciles.
-Los ruidos raros.
-Es una casa vieja lo raro es que no se haya derrumbado todavía.
-La repentina huida de los dueños.
-A lo mejor eran contrabandistas y tuvieron que huir porque los descubrieron.
-Y qué me dices de la niña.
-¿Qué niña?
-La niña rubia de las fotos, la he visto abajo.
-Habrá sido tu imaginación.
-No, era ella, llevaba puesto el mismo camisón tan blanco casi como su piel, su pelo estaba igual que en la foto pero cuando la he visto tenía ojeras.
-Creo que respirar tanto polvo te está afectando.
-No tengo alucinaciones.
-Venga ya y ahora qué me vas a decir que en la habitación de al lado has visto a Chop su perro salchicha -dijo Nath señalando la habitación y mirándola por un segundo, lo suficiente como para descubrir que la niña que May acababa de describir estaba allí, observándolos en silencio.
-¿Qué estás miran...? -May siguió la mirada del chico y descubrió a la pequeña niñita unos metros más adelante.
-Decías la verdad.
-Sí.
La niña comenzó a gritar antes de empezar a correr hacia ellos con rapidez.
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Hello!!! Esta entrada es para celebrar que el blog a llegado a las 3.000 visitas O.O 
También quería informar que de este relato hice un corto para el instituto y se me pasó subirlo, cosas que pasan.
Os quieerooo!!! Y un millón de gracias por hacer que todo esto siga adelante

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