La
noche se echó encima de June con rapidez se vistió con un vestido
negro y escondió una pistola en la pernera. Un pitido la sacó de
sus pesamientos y al asomarse a la ventana vió a Milo apoyado sobre
el capó de su coche. Bajó las escaleras con rapidez y llegó hasta
él con elegancia.
-Hola.
-Estás
muy guapo.
-Gracias,
tú también.
-Gracias.
-Vamos
o llegaremos tarde.
-Claro.
Cuando
llegaron a la fiesta el anfitrión los recibió con un fuerte abrazo
antes de obligarlos a bailar la canción lenta que sonaba de fondo.
Las distancias entre los dos eran las mínimas y la situación muy
incómoda para ambos.
-Mi
padre sabe que hemos roto, cree que me has puesto los cuernos -dijo
Milo con una sonrisa forzada.
-¿Crees
que me importa lo más mínimo lo que piensan los que están aquí?
-June hizo que Milo borrara esa sonrisa con esa simple pregunta- sólo
me importa lo que pienses tú.
June
acercó sus labios a los del chico y lo besó, era lo más parecido a
una despedida que podía tener y eso le bastaba.
-Yo...
-Ssh,
tengo que ir a trabajar me ha encantado conocerte y mucho más ser tu
novia para mí has sido lo más importante en mi vida y me hubiera
guatado que durara para siempre pero no ha podido ser -las lágrimas
resbalaban por sus mejillas mientras la cara de Milo se contraía en
una mezcla de tristeza- Te quiero Milo, hasta pronto.
June
desapareció dejándolo solo en una pista de baile rodeado de gente
que solo pudo ver a una chica llorando y un chico con el corazón
roto.
La
habitación se encontraba en la segunda planta y no tenía vigilancia
alguna, June se aseguró de que nadie la viera acercarse al futuro
lugar del crimen. La puerta estaba abierta y eso lo hizo todo más
fácil, una vez dentro se acercó a su objetivo, ya lo tenía entre
los dedos cuando escuchó la puerta cerrarse.
-Hola
June -esa voz tan familiar hizo que se le erizara todo el bello de su
cuerpo.
-James
-eso fue lo único que pudo decir- ¿cómo...?
-No
me lo ha contado Milo si es eso lo que querías preguntar, es curioso
lo que puedes saber de una persona con verla caminar y su manera de
moverse, sus gestos y sus curiosidades.
James
hacía guardia frente la puerta con calma pero eso era lo que más
nerviosa ponía a June.
-Supongo
que Milo te ha contado que casi pierdo mi empleo.
-Sí
lo ha hecho, pero también me ha prometido que me dejará marchar con
la condición de que no vuelva jamás.
-¿Sabes
lo malo de eso? Que no es decisión suya -una pistola aparece en las
manos de James y apunta a June a la cabeza- levanta las manos, donde
pueda verlas y no hagas movimientos bruscos.
-¿Por
qué no lo hablamos? Desapareceré para siempre no me volvereis a ver
lo juro.
-No
puede ser June, lo siento.
-Podría
proporcionarte información de la banda de Cipriano.
-¿Qué
sabes tú de ellos?
-Trabajo
para ellos, tienen a mi madre.
-Tengo
que llevarte a comisaría.
-No,
si lo haces la matarán, podría ser vuestro topo.
-June
no es una decisión que tome solo yo.
-Pero...
-los casos extremos requieren medidas extremas y este caso era muy
extremo, June cogió aire y con disimulo sacó una pequeña daga
escondida en su cabello recogido, aguardó unos segundos.
-June,
no lo sabrán puedes estar traquila.
-Vale
-en ese momento lanzó la daga con precisión contra la mano de
James, que gritó con fuerza, June corrió, cogió lo que venía
buscando y subió a la ventana.
-¡No
me obliges a disparar! -dijo el hombre recomponiéndose- gírate.
June
le hizo caso y le miró a la cara, estaba aterrada jamás pensó que
su fin podía llegar a manos del padre del chico al que amaba pero
parecía que ese sería su final a fin de cuentas.
-Baja
de ahí June.
-No
puedo.
-Dispararé
si me obligas y no quiero hacerlo.
-Lo
siento.
-June
-la chica miró hacia abajo una vez antes de ver como el hombre
presionaba el gatillo mínimamente.
-Adiós.
-¡NO!
-el disparo sonó después de que la chica se precipitara al vacío
de
espaldas. June caía sin saber como acabaría pero cuando sus pies
tocaron el suelo no fue capaz de mantener el equilíbrio y cayó
sobre Milo que la esperaba delante suya. Un último vistazo hacia
arriba dejó ver a un James preocupado que buscaba un cadáver en el
pavimento.
-Yo
también te quiero y te seguiré al fin del mundo si es necesario,
respecto a tu madre la rescataremos de alguna manera, no sé cómo ni
cuándo pero lo haremos.
-Milo
-June se lanzó sobre los labios de ese chico esperanzado y le besó
hasta que todos sus problemas parecieron esfumarse.
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