Había
una vez un planeta llamado Tierra, era un planeta feliz tenía muchos
amigos a su alrededor pero había una en la que confiaba plenamente,
la Nube. La Tierra y la Nube habían sido siempre muy buenas amigas,
no había día en el que no se las viera juntas, hasta que el Sol
hizo acto de presencia, era grande y brillante, eso hizo que la
Tierra se cegara y se enamorara plenamente de él. Cuando se lo contó
a Nube ella le prometió ayudarla, ya que por aquel entonces Nube
mantenía una idílica relación con Ozono. Los días de Sol que la
Tierra recibía eran largos y calurosos, eso hacía feliz a Tierra y
Nube se dedicaba a aparecer únicamente cuando Luna estaba presente
en el cielo para no interrumpir a la pareja que Tierra pensaba que se
acabaría formando.
Pasaron
dos días juntos bastante intensos cuando Nube quiso conocer a Sol,
en ese mismo momento el cielo se cubrió de nubarrones que
descargaban una gran cantidad de agua fría sobre la Tierra y que
sobre todo le impedían ver a Sol. La Tierra cada día estaba más
llena de agua y no podía ni diferenciar entre el día y la noche. La
Luna al verla tan triste le preguntó.
-¿Qué
te sucede querida Tierra? Tus ríos están llenos de agua y tus mares
rebosan, tus plantas están saciadas pero estás más triste que
nunca.
-Querida
Luna mía, que me acompañas en mis noches intranquilas, mi exterior
está contento, es mi interior el que sufre pues la amiga en quien
más confiaba me ha fallado de la peor de las maneras.
-¿Quién
es esa amiga que tan mal te ha tratado?
-Nube,
Nube es esa amiga, aquella que prometió ayudarme es la que me ha
clavado un puñal en mi interior.
-¿Pero
qué horrible fechoría ha cometido?
-Me
enamoré, queridísima Luna, me enamoré de Sol y ella me lo
arrebató, me prohibió verle y se interpuso entre nosotros para que
nuestra relación desapareciera.
-¿Nube,
hizo tal cosa? Ella y Ozono parecen tan felices juntos.
-Pues
lo hizo.
-Tal
vez ella también le amaba y no te lo contó.
-Nube
me dijo que me ayudaría y que era feliz con Ozono, ahora su versión
ha cambiado y al parecer no es feliz con él.
-¿Has
hablado con ella?
-No.
-Hazlo,
pregúntale por sus acciones y que sea sincera contigo.
-Eso
haré.
Cuando
amaneció Tierra llamó una y otra vez a Nube hasta que esta le
contestó.
-¿Qué
sucede amiga mía? ¿no eres feliz con la lluvia que te proporciono?
-No,
quiero saber más acerca de tu relación con Sol.
-¿Sol
y yo?
-Sí,
está claro que os lleváis muy bien y quiero saber más.
-Te
ruego que me perdones mi confidente pues creo que me he enamorado de
él.
-¿Y
Ozono?¿qué pasará con él? ¿ya no le amas?
-No
como antes, Sol me ha abierto los ojos y creo que Ozono me limitaba.
No me dejaba el espacio que necesitaba y... Con Sol todo es distinto.
-¿Tu
conciencia está tranquila, querida Nube?
-¿Por
qué no debería estarlo?
-Yo
te confesé lo que sentía por Sol y a ti te dio igual, continuaste
hacia adelante, ¿acaso no te reconcome?
-Lamento
mucho decir que no.
-Pensé
que serías mi amiga y me ayudarías pero ya veo que no es así.
-Tierra,
siento haberte hecho daño, espero que algún día puedas perdonarme.
-No
es cierto, no lo sientes porque no vas a parar, por lo tanto no se si
podré perdonarte.
Después
de ese momento la Tierra y la Nube dejaron de ser tan buenas amigas y
aunque las dos querían volver a la relación de antes no podían,
quiero contaros que la Tierra se hizo más amiga de la Luna que cada
noche le contaba algo diferente y nuevo que las Estrellas cotilleaban
pero además de la Luna conoció a Viento, era fuerte o tranquilo
dependiendo del día, le hacía reír rozando las ramas de sus
árboles y era un gran amigo que la apoyaba en todo. Así que esta
historia no tiene un final tan triste como el que parece. La Tierra
es feliz, en cambio Nube y Sol siguen separados por Ozono que no se
rinde y no conoce nada de lo sucedido entre su pareja y su amante.
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