-Estoy
feliz de que por fin te hayas lanzado.
-Yo...
-Shh
-dice besándome de nuevo y situándose sobre mí, sin posibilidad de
huida. Aunque la realidad es que no quería ir a ningún otro sitio.
-Sam
-digo apartándolo un poco de mí.
-No
me pidas que me aleje de los labios por los que llevo meses
suspirando ahora que los tengo, te lo ruego -dice antes de unir su
boca con la mía. Esta vez no pongo ningún impedimento, sino todo lo
contrario rodeo su cuello con los brazos y lo atraigo hacia mí.
Poco
después se tumba a mi lado y me rodea los hombros con el brazo,
cuando me tumbo sobre su pecho.
-¿Por
qué no me habías dicho nada antes? -le pregunto mientras escribo
nuestros nombres sobre su pecho una y otra vez.
-No
lo sé ¿y tú?
-Por
miedo al rechazo.
-¿Cómo
has podido imaginar que te rechazaría?
-Soy
muy insegura, ya lo sabes.
-Sí
lo sé, y por eso mismo me encantas.
-Sabes,
las chicas me han ayudado a atreverme.
-¿Cómo?
-Abriéndome
los ojos y repitiendo una y otra vez que estabas loquito por mí.
-Eso
es erróneo -levanto el mentón para mirarle a los ojos y él baja su
mirada- no estaba, estoy y estaré loquito por ti hasta que el fin de
mis días.
-Eso
es mucho tiempo.
-En
ese caso estaremos juntos mucho tiempo.
-Te
encerraré en mi sótano hasta que lo hagas -los dos comenzamos a
reír, es entonces cuando le veo sonreír cuando me doy cuenta de lo
importante que es para mí.
Acerco
mi cara a la suya lentamente y Sam se encarga de recortar las
distancias, mis párpados comienzan a cerrarse lentamente hasta que
me quedo dormida.
Me
despierto con los brazos de Sam alrededor de mi cintura cogidos con
fuerza, su respiración es profunda y monótona, hace que me relaje.
Escucho el ruido de la puerta y me levanto bruscamente haciendo que
se despierte.
-¿Qué
pasa? -dice todavía cansado, la puerta se abre y aparecen todos por
la puerta.
-Estáis
aquí -dice May aliviada.
-Al
parecer interrumpimos algo -dice Eliot riéndose, no entiendo su
gracia hasta que recuerdo que ambos estamos en ropa interior e
inconscientemente me lanzo al pecho de Sam y lo tumbo de nuevo para
cubrirme.
-Si
queríais quedaros solos de nuevo solo teníais que decirlo -dice
Zoey, antes de quejarse por un codazo procedente de Misty.
-¿Chicos
estáis bien?
-Sí,
podéis ir para casa ahora os alcanzaremos -dice Sam levantando la
cabeza del suelo.
-Como
queráis -el grupito sale de la casita y cierran la puerta al irse.
Nos
vestimos en silencio y ninguno de los dos dice nada en el camino
hasta la casa, es un silencio incómodo pero es mejor que hablar de
lo que pasó anoche.
Cuando
entramos por la puerta las chicas me llevan a la habitación de May
sin oportunidad de hacer otra cosa.
-Cuéntanoslo
todo.
-Eso
eso ¿qué pasó ayer?
-Bueno,
nos besamos.
-¿Te
beso él o le besaste tú?
-Yo
le besé primero y después él me besó.
-¿Así
que un empate?
-Supongo.
-¿Entonces
es oficial, estáis juntos?
-No
lo sé, no hemos hablado en todo el día.
-Tienes
que hablar con él y aclararlo.
-Es
que...
-¿Eli
podemos hablar tú y yo solas? -dice May.
-Sí.
Salimos
al pasillo y May me lleva hasta la cocina en silencio, no sé qué
espera que empiece yo, que salga natural, que conteste a sus
preguntas.
-¿Él
te gusta?
-Sí.
-¿Te
ha dicho algo que te haga pensar que tú no le gustas a él?
-No,
al contrario.
-¿Y
cual es el problema?
-Que
soy demasiado insegura.
-¿Y
si hablo con él?
-¿Y
qué le vas a decir? A Eli le gustas pero no sabe cómo reaccionar
porque es muy insegura y es nueva en todo esto, si estás dispuesto a
ir poco a poco lo vuestro puede funcionar.
-Estoy
dispuesto -la voz de Sam me sorprende y al darme la vuelta lo
encuentro en la puerta, con la mirada clavada en el suelo.
-¿Qué?
-Me
da igual tener que esperar dos meses para poder besarte de nuevo pero
no pienso pasar ni un día más sin poder decirle a la gente que
tengo novia y es la persona más maravillosa de este universo.
-Sam...
-No,
déjame acabar desde el primer momento en el que te vi en aquel
jardín secreto supe que eras especial y a medida que te he ido
conociendo siento que eres tú.
-Sam
-me mira algo nervioso y ansioso de conocer mi respuesta- espero que
no tardes dos meses en volver a besarme, y lo hagas en dos segundos.
Una
enorme sonrisa aparece en su cara y sus labios se unen a los míos
antes de poder contar hasta uno.
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