domingo, 16 de marzo de 2014

Capítulo 8.

Después de pensar varias veces cómo conseguir que Sam se fuera con rapidez del restaurante mientras camino de un lado a otro, tengo una idea en mente. Cuando me doy media vuelta para llevarla a cabo me choco con alguien.
-Hola, Eli.
-Sam -al parecer no tendré que ir a la mesa con su madre.
-¿Qué haces aquí?
-Cenar con mi familia y los Johnson.
-¡McKibben! -escucho gritar a mi padre, ¿cómo demonios pretende que me lo lleve de aquí?

-Buenas noches señor Wayland -Sam coge mi mano y me arrastra hasta la mesa de la que quiero huir.
-¿McKibben? ¿eres el hijo de Marcus y Rose?
-Sí señor, Samuel.
-Fui a la universidad con tus padres, soy Alexander Johnson.
-He oído mucho hablar de usted en mi casa -el tono de Sam es educado y agradable, me resulta extraño oírle hablar así.
-Veo que conoces a Beth -dice Constance reparando en mi presencia.
-Sí del instituto -me mira y me sonríe con dulzura. Veo la reacción de papá al darse cuenta de que Sam es EL chico y me pongo algo tensa.
-Genial ¿por qué no te la llevas por ahí? Parece un poco aburrida con nosotros -dice mi padre mientras me miraba de manera cómplice.
-La verdad es que he venido con mi madre y no puedo dejarla sola.
-No creo que le importe si te vas con una chica tan guapa -dice Alexander mientras le golpea con el codo en el vientre a Sam- además, la podemos sentar en la silla libre.
-Está bien iré a preguntarle -Sam suelta la mano que yo tanto estaba apretando sin darme cuenta, se acerca a mi oreja y susurra- ahora vengo.
-Beth no me habías dicho que tuvieras novio -dice Marlen una vez Sam está lo suficientemente lejos como para que no nos escuche.
-Él no... no es... Sólo somos amigos.
-No te creo -dice Constance- es muy guapo y tú también.
-Beth es muy joven para tener novio -dice mi padre en tono sobre-protector.
-Robert si no te conociera diría que eres su padre -todos ríen por la broma excepto yo.
-Buenas noches -una mujer está a mi lado junto con Sam.
-Rose -Constance se levanta y vuelve a besar el aire ¿acaso tiene algún tipo de fobia a tocar la piel de otras personas?
-Huyamos -me dice una voz junto a mi oreja.
-Por favor.
-Nosotros nos marchamos -dice Sam estrechándole la mano a los dos hombres que están en la mesa y besando las manos de Marlen y Constance.
-Samuel -con un movimiento de manos el chico agacha la cabeza junto a la de su madre y esta le susurra algo inaudible para el resto de los presentes.
-Por supuesto, buenas noches.
Sam coge mi mano antes de salir por la puerta y se quita la corbata anudada al cuello que lleva.
-¿Sabes que me has salvado? -me dice mientras nos dirigimos a un puesto de comida rápida.
-¿Por qué?
-Odio las cenas con mi madre.
-Yo odio estas cenas también.
-¿Quiénes eran?
-Mi hermana y su marido.
-¿Creía que no tenías hermanos?
-Marlen ha hecho más de madre que de hermana.
-Oh, ¿y por qué te han obligado a ir?
-Robert tiene algo importante entre manos y van hacer el anuncio oficial de que Marlen está embarazada.
-¿Entonces el que vas a considerar tu hermano realmente es tu sobrino?
-Sí, se me hace raro decir que voy a ser tía -digo sorprendiéndome de lo bien que he podido salir de esta situación.
-Siento haber hecho que te lo perdieras.
-No, prefería no verlo.
Una vez compramos nuestra comida vamos a la playa a cenar, está completamente desierta y es agradable estar allí con tanta tranquilidad. Nos tumbamos sobre la arena hasta que nos quedamos sin temas de conversación, en ese momento Sam se pone en pie y comienza a desvestirse.
-¿Qué haces?
-Vamos al agua.
-Estás loco.
-Puede, pero vamos al agua.
-No pienso ir.
-Claro que si, por las buenas o por las malas, tú decides.
-No serías capaz -maldigo esas palabras en cuanto salen de mi boca. Sam me levanta sin problema y comienza a caminar hacia el agua- ¡iré por las buenas!


Ya es tarde Sam está metido hasta la cintura y estoy segura de que no me dejará en la orilla para que me pueda desvestir, así que abrazo su cuello y simplemente espero a que la enorme cantidad de agua cubra mi cuerpo por completo.
-Te odio -le digo tiritando pero eso solo le hace reír.
-Ahora lo harás más todavía.
-¿Por qué? -Sam me hunde con él por completo y el frío cala mis huesos con rapidez.
Al salir del agua ya no estoy entre sus brazos y eso me da la oportunidad para intentar huir pero Sam me atrapa y me obliga a girarme, antes de poder reaccionar estoy entre sus manos un metro por fuera del agua. Sus ojos me miran fijamente a la vez que me van bajando poco a poco, mis manos se encuentran sobre sus hombros pero no las retiro cuando me deja de nuevo en el agua, nuestras caras están a menos de un palmo de distancia y mis ganas de sentir sus labios contra los míos son increíblemente estratosféricas pero por el bien de nuestra amistad me aparto de él y me dirijo a la orilla. Le escucho seguirme pero no me detengo.
-¿Puedes llevarme a casa? Tengo frío.
-Por supuesto quítate el vestido, está empapado, y ponte esto -me entrega su chaqueta mientras comienza a ponerse la camisa blanca que había tirado en la arena antes de meterme en el agua, se enfunda en sus pantalones de traje y se pasa la corbata por el cuello pero sin anudarla. Me quito el vestido y me pongo la chaqueta con rapidez gracias a las medias y a que la chaqueta es casi tan larga como el vestido, no se me ve nada y eso me ayuda bastante.
El camino hasta el coche de Sam es silencioso y largo, además de incómodo. Cuando llegamos Sam abre mi puerta y me invita a pasar, antes de ocupar su lugar frente al volante. Nos ponemos en marcha y el calor procedente del aire caliente del coche hace que me entre sueño, hasta que escucho el sonido de un teléfono.
-¿Puedes mirar qué quiere? -dice Sam entregándome el aparato. Leo el mensaje “Tío, te necesito fuera de la habitación esta noche (tengo tema)” y Sam sonríe antes de decirme cómo contestar- No hay problema, disfruta.
-¿Dónde te quedarás esta noche? -pregunto después de responder el mensaje.
-No lo sé, ¿puedo usar tu sofá? -dice mirándome un instante antes de volver la vista a la carretera
-Es muy pequeño -contesto.
-Oh, en ese caso ya buscaré algo -maldigo por lo bajo por no haberme dado a entender mejor.
-Lo que quería decir es que... yo... no me importa si... mi cama... -las palabras pasaban por mi cabeza pero ningunas eran las adecuadas.
-¿Qué duerma contigo?
-Sí.
-¿No te importa?
-Creo que no -le vi sonreír por el rabillo del ojo.
Cuando llegamos a mi casita del bosque nos tumbamos en la cama con rapidez y nos quedamos profundamente dormidos el uno al lado del otro.







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Helloo!!! Pues aquí está el capítulo 8, no puedo decir nada con certeza pero la verdad es que esta historia se está alargando bastante, tengo planeadas muchas cositas que todavía no han pasado así que queda Sam para rato (UEEE!!!) bueno eso es todo.
Os quiero, besitoos!!!

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