domingo, 2 de marzo de 2014

Capítulo 5.

Al despertarme estoy sobre Sam sus brazos rodean mi cintura y por no
despertarlo me quedo tumbada donde estoy. Observo su perfil su cabello siempre perfecto está revuelto y tiene los labios entre abiertos, coge una gran bocanada de aire y me abraza con más fuerza. Se mueve debajo de mí, eso me desestabiliza y me caigo de la cama con Samuel encima.

-¿Qué ha pasado? -dice alarmado- Eli.
Se levanta con rapidez y me ayuda a ponerme en pie.
-¿Te he hecho daño?
-No, tranquilo.
-¿Cómo te encuentras? ¿te duele la cabeza?
-Bastante.
-Mójate la cara con agua fría y tómate una aspirina.
-Vale -voy al lavabo y sigo las indicaciones de Sam. El agua hace que me despierte de golpe y hace que el dolor de cabeza parezca menor pero el efecto es pasajero, me tomo una aspirina y espero hasta que empieza a disminuir.
Escucho el sonido de mi móvil y cuando salgo veo a Sam descolgándolo.
-Teléfono de Eli -dice antes de verme, acto seguido lo señala y articula las palabras “es para ti” con los labios, ¿es mi móvil, por quién iban a preguntar? Sam me da el teléfono y contesto a la llamada.
-¿Sí?
-¿Beth? -preguntan al otro lado de la línea.
-Papá -me quedo muda y no paro de preguntarme qué quiere. La cara de Sam se tensa.
-Elisabeth ¿quién demonios era ese chico?
-Sólo es un amigo, ¿por qué has llamado? -digo intentando cambiar de tema.
-Han llamado del Starbucks, te necesitan esta tarde -dice por un momento pienso que va ha colgar pero entonces vuelve a hablar- pensaba que habías madurado, Elisabeth.
-¿A qué viene esto? ¿madurado? ¿Elisabeth?
-Un chico ha contestado a tu teléfono a las nueve de la mañana entenderás que esté preocupado de haberte dejado irte a vivir sola en una residencia llena de adolescentes con las hormonas revolucionadas ¿y qué tiene de malo llamarte Elisabeth?
-Sólo me llamas así cuando estás enfadado o hay una mala noticia -en mi mente se reconstruye el momento en el que papá me contó que mamá había muerto, yo estaba en la escuela y vi todo mi mundo desmoronándose por unas pocas palabras.
-Antes de ir a trabajar pasa por casa -la conexión se corta sin posibilidad de replicar.
-¿Está todo bien? -pregunta Sam, recordándome que no estoy sola.
-Sí, solo tengo que ir a casa y después a trabajar.
-Yo te ayudo.
-Mejor que no.
-¿Por qué? Dijiste que no cobras ¿qué más les da tener un par de manos para ayudar?
-Está bien, pero de mi casa me encargo yo.
-Hecho.
Nos tumbamos un rato más en la cama y comenzamos a hablar de cosas sin importancia hasta que saco un tema que me sorprende hasta a mí.
-Ayer Lis me dijo que sólo era un juguete para ti.
-¿La creíste? -pregunta Sam mirándome a la cara.
-¿Debería?
-No.
-¿Entonces por qué me lo dijo?
-Celos.
-¿Es tu ex-novia? -pregunto pero antes de que conteste añado algo más- parece tu tipo.
-No, no es mi ex-novia y ¿mi tipo? ¿enserio? ¿cual es mi tipo? Tengo curiosidad.
-Bueno en realidad es el tipo de todos.
-Au, eso duele, pesaba que sabías que no soy como todos.
-No me refería a eso, es el hecho de que tiene todo lo que los chicos buscan en una chica.
-Sorpréndeme.
-Cuerpo escultural, sonrisa perfecta, agradable, habladora...
-¿Alguien como tú?
-No, yo estoy bastante lejos de todo eso.
-¿Qué te falta?
-Actitud sociable, ser habladora y mi cuerpo no es escultural.
-Venga ya, ¿te has mirado en un espejo? Estás increíble.
-¿Tienes hambre? -me levanto de la cama y preparo algo de comer.

Por la tarde Sam me lleva a casa de papá. Al entrar por la puerta todo está en silencio.
-¿Beth? ¿eres tú? -pregunta una voz al otro lado de la puerta de su despacho.
-Sí, papá soy yo -abro la puerta y lo veo sentado en su silla de cuero tras su gran mesa de madera. Su pelo negro está peinado hacia atrás con elegancia y lleva puesto el traje- ¿algún caso importante?
-Tres, les he pasado los básicos a los principiantes es lo que tiene ser el director -leo el estampado sobre las fichas de los casos “bufete Wayland & Jones”.
-¿Qué querías papá?
-Marlen me convenció de que estarías bien, pero al escuchar a ese chico contestar al teléfono ya no estoy tan seguro.
-Sam es solo un amigo, no pasó nada, me llevó a casa después de la fiesta, es todo.
-¿Una fiesta? Beth te estás desmadrando ¿Qué será lo siguiente? ¿contarles a todos que eres mi hija?
-No, eso nunca se me pasaría por la cabeza, te recuerdo que adopte el Jones de mamá para que no nos relacionaran y vivía lejos de ti para que no nos vieran juntos, me crié sin ti para que los “dos” tuviéramos una vida más fácil.
-Beth...
-Llego tarde, adiós.
-¿Quieres que te lleve?
-No ya tengo transporte.
-¿Has traído a ese chico a casa?
-No es la primera vez que viene, me ayudó con la ropa que quedaba aquí, por cierto la habitación del bebé está quedando muy bien.
Salgo de lo que era mi casa y me subo a la moto de Sam, que no hace preguntas sino que se limita a conducir hasta el centro comercial en silencio.
Cuando entramos en el Starbucks Marcus me saluda con una sonrisa radiante antes de ver a Sam.
-Hola Eli.
-Marcus este es Sam ¿te importa si me ayuda un poco hoy?
-No, cuantos más mejor -su voz suena forzada pero no le doy importancia.
-Genial.
Comienzo a atender las mesas mientras Sam va repartiendo los pedidos y Marcus se encarga de la caja, “todo parece ir bien” me digo a mí misma.
-Eli, teléfono -dice Marcus después de atender a un grupito de chicas.
-Voy -paso por delante de ellas cuando una mano me coge del brazo.
-Marginada -dice Amber con una sonrisa maliciosa.
-Suéltame.
-¿O qué? Sam no va a estar siempre para protegerte.
-Pero hoy sí -dice Sam detrás de las chicas- déjala en paz Amber.
-¿Qué tiene ella que no tenga yo?
-Nada, por eso la prefiero -miro a Sam incrédula y él me devuelve la mirada con un guiño de ojo y una sonrisa.

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Helloooo!!!! Cómo va? Dios mio que feliz soy en este puente taaan precioso que tengo (5 días de libertad el martes se acaba pero las buenas cosas duran poco o eso dicen) y no me enrollo más espero que lo hayáis pasado bien.
Os quieroo!!!

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