Llevo veinte minutos
sentada en el sofá de cuero de la consulta y todavía no he abierto
la boca, la verdad es que no sé por donde empezar. Mi psicóloga me
mira expectante pero no dice nada. Es una mujer guapa de unos treinta
y pocos y a juzgar por su actitud es novata. La veo coger el vaso de
la
mesa y darle un gran trago.
-Empecemos de nuevo, Neith
¿qué piensas qué ves? -por su tono veo que se esfuerza por ser
dulce pero algo en él no me gusta.
-No lo pienso, yo VEO a
una chica -miro a un punto fijo y la visualizo- es alta y delgada,
tiene el pelo rubio y me persigue.
-¿Dónde crees verla
habitualmente? -dice volviendo a dar a entender que es cosa de mi
imaginación.
-La VEO en el instituto
-digo rectificando lo que ha dicho- siempre sigue al mismo chico.
-¿Quién es él? ¿lo
conoces?
-Se llama Charlie es
bastante popular, ella le sigue, le abraza por la espalda y él
siempre se gira. Muchas veces le besa la mejilla pero él solo la
frota con fuerza. La escucho gritarle habitualmente intenta hablarle
pero él no la oye.
-¿Quién es ella, Neith?
-No lo sé, pero sabe que
la veo, me mira y me sonríe hay veces en las que me saluda pero no
le contesto.
-¿Sólo la ves en el
instituto?
-No, está aquí ahora
-dirijo mi mirada a ella, está sentada sobre la mesa del ordenador.
Veo a Lana seguir la
trayectoria mi mirada pero claramente no la ve, está claro que debe
ser difícil hablar con una adolescente “problemática”, que
afirma ver fantasmas pero siendo psicóloga debería saber disimular
sus sentimientos y no lo hace.
-¿Puedes averiguar su
nombre? -pregunta intentando fingir que me cree.
-Lo puedo intentar -la
miro durante unos instantes y ella me sonríe con dulzura.
-Soy
Christine, pero quiero advertirte de que no te cree.
-Lo sé, no estoy aquí
por gusto.
-¿Estás hablando con
ella?
-Sí, se llama Christine.
-Cada vez piensa más
que no tienes remedio.
-Hay días que yo también
lo pienso.
-Neith pregúntale por
Charlie -la miro pero antes de abrir la boca Christine me contesta.
-Fuimos novios durante
varios años, nos queremos con locura, bueno yo todavía le quiero
con locura. Hace un año tuve un accidente de coche con una amiga,
ella sobrevivió yo no tuve la misma suerte. Neith necesito tu ayuda
con Charlie y para ello debes salir de aquí sin nada que pueda
turbar tu mente. Así que finge que tan solo soy tu subconsciente,
que hace que quieras estar con Charlie.
-¿Neith? ¿qué dice
Christine?
-Dice que le quiere y
quiere estar con él -me apresuro a decir.
-¿Crees que podría ser
cosa de tu cabeza que te dice que te gusta ese chico?
-Lo más probable, es muy
atractivo y parece agradable.
-Ahora que lo has admitido
¿la sigues viendo?
-Di que no -me
aconseja Christine.
-No, se ha desvanecido
-finjo buscarla por la habitación.
-Neith, harán falta un
par de sesiones más para ver tu evolución, pero de momento no te
recetaré medicamentos.
-Bien, ya es la hora debo
irme -recojo mi mochila y me levanto del sofá después de fingir
haber mirado la hora en mi reloj de pulsera.
-Nos veremos en una
semana.
-Sí, adiós -salgo por la
puerta y Christine está a mi lado.
-Buen trabajo.
-¿Cuál es el siguiente
paso?
-Acercarse
a Charlie y ganarse su confianza.
Al llegar al instituto
repito en mi cabeza una y otra vez lo que tengo que hacer con
Charlie, estoy recordando toda mi interpretación cuando escucho un
ruido detrás mío suena como a pegajoso. Al girarme veo a “la
pareja chicle” son un pareja de enamorados que no se separan nunca,
él es alto pero ella casi lo es tanto como él. Aparto la mirada
antes de que me entren náuseas, no es que no me gusten los besos es
el ruido tan desagradable que hacen al unir y separar los labios una
y otra vez, pero en el momento en el que veo a Charlie pasar, me
olvido de ellos.
-Perdona ¿Charlie?
-pregunto detrás de él.
-Sí -dice girándose-
¿nos conocemos?
-No, sí, bueno más o
menos vamos juntos a español -veo a Christine detrás de él.
-No te pongas nerviosa,
te tiembla la voz sólo es un chico más.
-Lo siento no tengo muy
buena memoria, ¿cuál es tu nombre?
-Neith.
-Oh, ya me acuerdo de ti.
-No es cierto solo
intenta quedar bien, no cambia.
-No ayudas -le digo a
Christine.
-¿Qué? -pregunta Charlie
desconcertado.
-Nada, debo irme -giro
sobre mí misma y desaparezco dando largas zancadas.
-Neith, espera debes
volver y hablar con él.
-No puedo, que le digo
hola Charlie mira la verdad es que hablo contigo porque puedo ver a
tu novia muerta.
-Es la verdad.
-Ya pero si hago eso me
internan seguro y no quiero pasar el resto de mi vida en un manicomio
por tu culpa -le grito a Christine.
-¿Neith? -pregunta una
voz detrás mía.
-¿Qué? -le grito
mientras me giro y ante mí Charlie.
-Díselo.
-¿Que querías decirme
antes?
-Necesito que hablemos,
tan solo dí esas malditas palabras.
-Necesito que hablemos.
-Ya lo estamos haciendo
-dice sonriendo.
-A solas, cuando acaben
las clases.
-Está bien, ¿puedes
darme una pista de lo que quieres decirme?
-No, si lo hiciera no creo
que quisieras venir.
-Entonces es algo serio.
-Bastante la verdad.
-Nos vemos en el parque
Green Wood, a las seis y media.
-Perfecto.
-Adiós.
-Nos vemos.
Al acabar las clases
vuelvo a casa e intento buscar la forma adecuada para decirle a
Charlie que puedo ver a su novia muerta.
-Christine -la llamo
mientras mira las estanterías de mi habitación- ¿Christine?
-Oh, perdón ¿qué pasa?
-Todavía no me has dicho
que es lo que quieres que haga con Charlie.
-Todo a su tiempo mi
queridísima Neith, todo a su tiempo.
Mi reloj marca las seis y
media y estoy en el parque Green Wood, solo falta Charlie el
protagonista de esta escena. Lo veo aparecer y me propone ir a por
unos cafés antes de empezar a hablar.
-¿Qué es eso tan
importante que quieres contarme?
-No sé por donde empezar.
-¿Qué tal por el
principio?
-Es fácil decirlo.
-Sólo dilo.
-¿Qué te dice el nombre
de Christine? -digo sin rodeos.
-¿Quién te ha hablado de
ella? -su sonrisa se convierte en una mueca de dolor- ¿¡quién!?
-Ella... -Christine me
anima algo impaciente- ella está aquí.
-No tiene gracia.
-No es una broma, ojalá
lo fuera, Charlie es cierto está aquí, puede que no ella pero su
espíritu sí.
-Dile que le
perdono, con una condición.
-¿Perdonarle? ¿por qué?
¿qué condición?
-Deja de hacer eso, ella
no está, no hay nada después de la muerte.
-Tenía una cuenta
pendiente contigo eso está claro, por eso sigue aquí, lo que no
puedo entender es ¿de qué te perdona? ¿y qué quiere a cambio?
-Es simple le quiero a
él.
-¿Por
qué te querría a ti muerto, Charlie?
-¿Qué te ha contado de
su muerte?
-Me dijo que iba con una
amiga que vivió, en cambio ella no tuvo la misma suerte.
-¿Una amiga? ¿eso es lo
que era para ti tu hermana, Sarah?
-¿Sarah? ¿quién es
Sarah?
-Eran gemelas, la noche de
su muerte Christine estaba diferente me cogía del cuello y no paraba
de besarme, poco después apareció la auténtica Christine.
-¿¡Qué tenía ella!?
Éramos iguales y aun así la elegiste a ella, la perfecta.
-Yo
conducía esa noche, las estaba llevando a casa y se pusieron a
discutir, en mi camino se cruzo un conejo y al intentar esquivarlo
perdí el control del coche, volcamos, Sarah murió en el accidente y
Christine estaba muy grave y murió dos días después, pero me dio
tiempo a hablar con ella una vez, me dijo que no me guardaba ningún
rencor y que me volviera a enamorar pero que me asegurara de que era
la persona indicada -al acabar el relato no puedo evitar que un par
de lágrimas silenciosas caigan por mis mejillas.
-Muy
tierno pero él siempre debió ser mío.
-Christine
jamás hubiera querido que muriera por ella.
-¿Pregúntale
por qué está tan seguro? -me ordena Sarah.
-¿Cómo
la sabes?
-Ella
quería que viviera la vida por los dos, una vida llena de amor,
aventuras y diversión, así era ella. Eso te ha delatado Sarah.
-Quiero
saber por qué ella y no yo.
-¿Por
qué no te fijaste en Sarah?
-Christine
era diferente, era como un rayo de sol en un día nublado. Siempre la
quise y la querré.
-Debe
morir, ayúdame Neith y te dejaré para siempre.
-No,
no pienso hacerlo.
-¿Qué
quiere?
-Quiere
que te mate.
-Sarah
si muriera buscaría a Christine, y si ella no está, no podría
estar contigo, quiero que lo entiendas.
-Mátalo.
-No.
-¿Neith,
cuál es la verdadera cuenta pendiente que tiene Sarah?
-Ella
dice que eres tú.
-Miente.
-¿Sarah
cuál es tu cuenta pendiente?
-Todo
fue por mi culpa, yo la maté y por eso también estoy muerta.
-Se
culpa del accidente.
-Y
con razón, Charlie no recuerda todo lo que pasó el conejo no hizo
que perdiera el control del coche, fui yo -dice mirándome a los
ojos- quería volver a la fiesta pero Charlie se negaba, no pensé
que fuera a pasar nada malo y le giré el volante, la carretera
estaba mojada, el coche patinó y... -la voz se le quiebra y no
puede continuar.
-Dice
que ella hizo que el coche volcara porque quería volver a la fiesta.
-Lo
recuerdo, vagamente.
-Necesito
que me perdone estoy cansada de estar aquí, quiero estar con mi
hermana.
-Necesita
tu perdón para poder cruzar al otro lado y estar con su hermana.
-Lo
tienes Sarah, te perdono si es lo que quieres oír pero lo que quiero
que sepas es que no te he culpado nunca y Christine tampoco lo hará,
así que ve tranquila y dile que la quiero.
-Lo
haré y Neith, muchas gracias por todo y suerte con la psicóloga ya
no creo que tengas más problemas por mi culpa -sonríe una
última vez antes de darse la vuelta y mirar a la nada.
Tras
unos pasos veo como se desvanece ante mí y no puedo evitar mirar a
Charlie.
-¿Se
ha ido?
-Sí,
parecía contenta.
-¿Crees
que estará bien?
-Por
lo menos no estará sola -digo intentando convencerme.
-Tú
tampoco lo estarás, lo prometo.
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