domingo, 23 de febrero de 2014

Capítulo 4.

Busco en las cajas un vestido para esta noche pero todos son demasiado provocativos. Finalmente me decanto por uno de color negro demasiado corto para mi gusto pero lo estiro cada dos por tres con la esperanza de que ceda un poco. Cojo un pequeño bolsito donde meto el teléfono móvil y las llaves. Pongo dirección a la casa que me dijo Sam cuando salgo de la mía e intento no asustarme de lo que escucho en el bosque pero lo hago. Instintivamente empiezo a correr pero me obligo a parar para quitarme los zapatos antes de volver a la carrera contra mi miedo.

Llego a la casa entera y me pongo los zapatos antes de entrar por la puerta, todo el mundo tiene un vaso en la mano y se mueve al ritmo de la música, descubro a Sam un poco más adentro me está mirando con cara de sorpresa, le devuelvo la mirada antes de que un chico choque levemente contra mí y en ese momento me aparto para no molestar.
-Es una fiesta privada -dice una voz detrás mía- adiós.
-Yo...
-Está conmigo -dice Samuel poniendo una mano sobre mi hombro.
-Oh, en ese caso ¿quieres algo de beber?
-Claro.
-Acompáñame -me dice la chica con una sonrisita que no me gusta. Sam me anima a ir y la acompaño al salón- ¿de qué conoces a Sam?
-Del instituto.
-Qué rica.
-¿Perdona?
-No te creas importante tan solo eres un juguete del que se cansará.
-No sé que piensas que hay entre Sam y yo pero lo cierto es que sólo somos amigos.
-Lo que tú digas -me da un vaso con un líquido marrón claro, me sorprendo al olerlo.
-¿Qué es?
-Licor de Canela.
-Lo probaré -le doy un trago pequeño y me sorprende lo dulce que es- está bueno.
-¿Quieres probar otras cosas?
-Claro, ¿puede ser sin mucho alcohol?
-Por supuesto.
Tras beber dos vasos de licor de canela Lis me prepara un Sunrise, noto como la cabeza comienza a darme vueltas ¿tal vez es la casa que se está moviendo? Ya no sé nada con certeza así que decido ir a buscar a Sam. Camino por los pasillos llenos de gente y voy apoyándome en los muebles y las paredes.
Unas manos me cogen por los hombros y cuando levanto la mirada veo a Samuel delante mía con cara de desconcierto.
-¡Samy! -digo levantando los brazos feliz.
-¿Cuánto has bebido?
-No me acuerdo.
-¿Dónde está Lis?
-En el salón, creo.
-¿Puedes caminar?
-Claro que sí -digo dándome la vuelta pero tropiezo con la moqueta y estoy apunto de caer si no fuera por las manos de Sam, que se cierran sobre mi cintura impidiendo que caiga al suelo.
-Vamos -dice Sam levantándome del suelo y llevándome al salón- quédate aquí.
Lo veo ir hacia Lis y gritarle pero no le doy importancia me dedico a quedarme sentada 
en el suelo y darle vueltas a una botella vacía. Unos cuantos adolescentes se sientan a mi lado pero los ignoro hasta que cuando la botella queda mirando al chico de al lado, en ese momento todos empiezan a reír. Miro al muchacho que se acerca a mí con los ojos cerrados comienzo a apartarme hasta que me obligan a parar y cierro los ojos. Espero. Pero mis labios no son besados sino tapados, al abrir los ojos veo al chico besando la mano de alguien se da cuenta y se aparta avergonzado.
-Tío ¿qué haces? -pregunta el muchacho enfadado.
-No voy a permitir que te aproveches de una chica borracha.
-No cortes el rollo -dicen sus amigos.
-Vayámonos Eli -dice ayudándome a ponerme en pie.
Salimos de la casa con rapidez y Sam me carga a su espalda al ver que me cuesta caminar.
-Lo siento -digo con la cabeza apoyada sobre su hombro.
-¿Por qué?
-Te he arruinado la fiesta.
-Ha sido culpa mía, tendría que haber estado contigo.
-Pensaste que Lis cuidaría de mí.
-¿Dónde está tu habitación?
-En el bosque.
-Eli ¿sigues conmigo? -dice y aunque no le vea la cara se que está sonriendo.
-¿A qué viene esa pregunta?
-¿Hablas en serio? ¿en el bosque?
-Sí, papá solicitó una habitación aparte porque sabe que lo paso mal con mucha gente.
-Debió costaros bastante dinero.
-Para mi padre eso no es un problema.
-Nunca me has hablado de tu padre.
-Ni voy a hacerlo esta noche.
-¿De verdad tienes ese trabajo en el Starbucks por gusto?
-Sí, ni siquiera cobro.
Llegamos a casa, Sam me ayuda a abrir la puerta y me guía hasta mi habitación. Me tumbo en la cama y Samuel va al servicio. Escucho el ruido del viento moviendo los árboles y eso me pone nerviosa.
-Yo me voy a mi habitación, si te encuentras mal ven a buscarme -dice Sam desde la puerta de mi cuarto antes de dar media vuelta y comenzar a irse.
-Espera -digo. Sam se gira y me mira- ¿puedes quedarte conmigo esta noche?, por favor.
-Por supuesto -dice con una sonrisa tierna. Me hago a un lado de la cama y Samuel comienza a quitarse la camiseta, cuando ve mi cara de incredulidad- ¿te importa si duermo sin camiseta.
-No, yo tengo que ponerme el pijama ahora que lo dices.
Me levanto a duras penas y me empiezo a pelear con la cremallera cuando los dedos de Sam apartan los míos con delicadeza y comienza a bajarla con lentitud.
-Gracias -me dirijo al armario y cojo una camiseta ancha, me enfundo en ella y me vuelvo a tumbar en la cama, Sam vacila un poco antes de imitarme pero finalmente se tumba a mi lado y yo me apoyo sobre su pecho antes de quedarme profundamente dormida.

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Helloo!!! Cómo va todo??? Estaba fijándome y pronto el blog tendrá 2.000
visitas así que tengo que pensar una buena manera de celebrarlo.


A lo mejor un capítulo sorpresa o un fragmento de una historia que se junte con la principal, no sé ya veré. Nada más que deciros aparte de daros las gracias por hacer esto posible y deciros que os quiero mucho, pero mucho, mucho eh!

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