Cada
día es como el primero: Instituto, soy ignorada, mi casa donde
vuelvo a ser ignorada y por fin mi habitación donde YO ignoro a los
demás. En dos semanas empiezo las clases y sólo puedo pensar en lo
poco que me queda de vacaciones.
-¡Elisabeth!
-me llama mi madrastra- ¡baja ahora mismo! -grita al ver que hago
caso omiso de su primera llamada.
Pongo
con desgana el punto de libro sobre la página 710 y salgo de mi
habitación. Bajo las escaleras y al final de ellas me encuentro con
Marlen.
-¿Qué
pasa? -pregunto dulcemente ya que va contra mi naturaleza ser cruel o
enfadarme con la gente.
-Tu
padre quiere que te lleve de compras.
-No
me apetece mucho, tengo un libro que... -me corta con rapidez.
-¿Cuál
es tu talla? -me pregunta sin levantar la mirada del teléfono móvil.
-¿Por
qué quieres saberla?
-Te
compraré algo de ropa y también miraré algo para mí.