miércoles, 24 de julio de 2013

Capítulo 2

Me despierto a una hora más decente, me meto en la ducha y me relajo mientras el agua tibia cae sobre mi cuerpo. Después de unas horas arreglando mi apartamento me visto con los mismos shorts que ayer y con una camiseta roja con la palabra “hero” escrita en blanco. Cojo el skate y me dirijo al metro que cojo todos los días para ir de Washington Square a Times Square y trabajar en el Evergreen Coffee Shop Restaurant. Decido dar un paseo antes de ir a la cafetería ya que hoy tengo turno de tarde y entro a las 2:30 p.m. Me pongo los auriculares y me adentro en mi música olvidándome de todo lo que me rodea. Un agarre inesperado hace que me sobresalte: el culpable Connor.
-Te dije que me dejaras en paz.
-No, no lo hiciste -dice con una sonrisa perfecta en sus labios.
-Oh cierto, eso lo supuse, tonta de mí -digo golpeándome la frente con la palma de la mano- Déjame en paz, Connor. No me sigas, no vayas a la cafetería y, sobre todo, no te acerques a mí.
-Ya entiendo -dice mirándome a los ojos.
-No, no entiendes nada.
-Tienes miedo de que si me convierto en cazador te quite tu don -sus ojos verdes son acusadores y hacen que me sienta culpable por no haberle dado una oportunidad, pero ¿acaso el me la daría a mi antes de arrebatarme el don?
-Te equivocas -digo no muy segura.
-¿Ah sí? ¿Entonces por que no puedo acercarme a ti? -dice recortando la distancia entre nosotros con un paso.
-Porque... Porque... Porque no me gusta la gente como tú -digo sin mucha convicción.
-¿La gente como yo? -pregunta curioso.
-Sí, a los capullos como tú no los aguanto.
-¿Así que soy un capullo y este teatrillo de “no te acerques a mí” no es por el tema de convertirme en un cazador? -dice haciéndolo sonar más surrealista todavía.
-Sí.
-No te creo -dice acercándose más a mi e impidiendo mi huida rodeándome la cintura con un brazo.
-Connor, suéltame.
-¿O que? -pregunta retador.
-O... O te las veras con mi novio.
-¿Novio?
-Sí, se llama Josh.
-Claro, Josh. Está bien -su agarre disminuye y por fin soy libre de nuevo- nos veremos pronto.
-Lo dudo -digo con superioridad.
-Yo no -dice pícaramente.
Me subo al skate y me alejo de Connor lo más rápido que puedo hasta que le pierdo de vista. Llego a la cafetería y Josh abre la puerta principal en el momento justo para que pueda entrar. Me cambio de ropa y limpio las mesas mientras charlo con mi chef preferido.
-¿Qué tal a ido por la mañana? -pregunto.
-Ha venido un chico preguntando por ti.
-¿Un chico?
-Sí, era alto, con el pelo marrón claro y ojos verdes.
-¿Ha dicho su nombre? -pregunto curiosa.
-Creo que empezaba por “C”.
-¿No sería Connor? ¿por casualidad?
-Sí, eso, Connor. Era muy simpático, estuvimos charlando un rato.
-¿Le dijiste tu nombre?
-Sí ¿por qué tanta importancia?
-Ah, por nada, es una tontería -digo intentando quitarle importancia a tantas preguntas.
Los clientes van llegando y no retomamos más la conversación. La verdad es que tampoco tenía muchas ganas de seguir con ella. Horas después llega la hora de cerrar. Ya son las 11 p.m., y las calles no son muy seguras que se pueda decir, así que decido hacer lo de siempre. Guardo mi skate como puedo en la mochila y me dirijo a la estación de metro en silencio.
Una vez en mi terminal espero a que el metro llegue. Todo esta desierto a excepción de dos muchachos pandilleros corazones de hielo, claramente. Odio esos tipos de corazones, no sienten nada por nadie ya que alguien les hizo daño con anterioridad y eso hace que no quieran volver a sentir nada.
Para mi sorpresa se suben al mismo metro que yo y se bajan en la misma parada, pero me empiezo a poner nerviosa cuando me doy cuenta de que me están siguiendo. Una parte de mi cabeza piensa que es coincidencia y la otra que mi futuro en estos momentos no pinta muy bien. Mi paso se acelera y escucho como el de ellos también lo hace. Voy a pasar por un desvío por el cual puedo ganar tiempo si al girar empiezo a correr.
-Unos pasos más -digo para mí misma.
Mi cuerpo gira por el callejón listo para correr pero alguien me impide avanzar. Doy un paso hacia atrás y veo a Connor; jamás pensé que me alegraría tanto de verle.
-Connor -digo en un suspiro antes de tirarme a sus brazos.
-Aimee ¿Pasa al...? -enmudece al ver a los dos pandilleros pararse en la esquina- Amor, te dije me esperaras en la estación, no me gusta que estés a solas a estas horas -dice cogiendo mi cara entre sus manos y acariciando mis mejillas con sus pulgares.
-Lo sé, lo siento, pero al ver que no llegabas decidí ir yo a por ti -digo rodeando su cintura con mis brazos haciendo que nos volvamos a unir en un tierno abrazo.
-Esto es reconfortante -dice Connor segundos después- ¿no crees?
-¿Se han ido ya? -pregunto en un susurro.
-Continuaron desde un principio -dice agarrándome más fuerte para que no me pueda separar.
-Serás...
-¿Capullo? Es la tercera vez que me lo llamas en un día y eso que te he salvado de esos pandilleros con el corazón de hielo -dice negándose a soltarme
-¿Como sabes lo de sus corazones? -pregunto curiosa dejando de forcejear.
-Que mi padre quiera que sea un cazador no quiere decir que vaya a serlo y mucho menos que no tenga los poderes de un aprendiz de Cupido.
-Yo pensaba que...
-¿Que? ¿Que perdía los poderes? No, hasta el día de mi cumpleaños todavía puedo elegir mi futuro.
-Oh -digo algo avergonzada por mi ignorancia- ¿Que haces por aquí Connor?
-Busco un sitio donde dormir -dice liberándome del abrazo.
-¿No tienes casa? -pregunto incrédula-. Mi abuela me ha mandado aquí para aprender a vivir sola pero me ayudó a buscar piso.
-No, mi padre no es que me quiera con locura así que... Espera ¿has dicho abuela?
-Sí, vivo con ella. Pero a lo que iba, en mi piso hay una cama libre y si prometes no quitarme mi don mientras duermo puedes dormir en ella, solo por unos días hasta que encuentres algo mejor.
-¿Lo dices en serio? -pregunta incrédulo.
-Sí, aun sigo sin fiarme del todo de ti y... Ah dices lo de venir a mi casa -una sonrisa aparece en sus labios- Sí, lo digo en serio.
-Me harías un gran favor dejándome un sitio donde dormir Aimee y te prometo que haré lo que sea para caerte bien y para ayudarte en lo que sea.
-Vamos, hay que preparar las cosas -digo poniéndome en marcha hacia mi apartamento.

No hay comentarios:

Publicar un comentario